Sobre la actitud crítica del artista

Sobre la actitud crítica del artista

Como estudiantes, artistas visuales, etc. ¿Qué posición estamos tomando ante el momento que vivimos?

Hoy nos quejamos del mercado del arte, la banalidad de las ferias de arte, el FONCA, entre otras cosas, pero todo sigue estático y desarrollándose bajo el mismo marco.

Es necesario poner en claro alguno puntos: el mercado del arte se reproduce en el capitalismo, y como tal, se subsume a este, se fetichizan las obras, se subordinan a este modelo de relaciones compra-venta, exhibición y promoción.

Por otra parte, el Estado con sus becas o las bienales de capitales privados, imponen su hegemonía validando discursos y artistas que reafirman una cultura que se desprende de la clase dominante (la burguesía), que tiene los medios de producción y por lo tanto, poder económico. De esta manera, ejercen su hegemonía en la cultura, la escuela, los medios de comunicación, etc. En este sentido, José Carlos Mariátegui apuntaba en 1925:

Sobre la suerte de los artistas contemporáneos pesa, excesivamente, la dictadura de la prensa. Los periódicos pueden exaltar al primer puesto a un artista mediocre y pueden relegar al último a un artista altísimo. La crítica periodística sabe su influencia. Y la usa arbitrariamente. Consagra todos los éxitos mundanos. Inciensa todas las re­putaciones oficiales. Tiene siempre muy en cuenta el gusto de su alta clientela.1

Hoy, la prensa se ha diversificado en todos los medios masivos: tradicionales y electrónicos, además que el mercado del arte tiene infinidad de recursos para promocionarse. Lo hago notar porque Mariátegui escribió este texto desde 1925, aunque su alcance queda casi intacto.

Ante este escenario, ¿qué podemos hacer? Queda bien claro que esta hegemonía es de la clase dominante, lleva su influencia y su imposición ideológica hasta la cultura (como lo había descrito Antonio Gramsci), entonces, hay que generar resistencia, crear contrahegemonía, autonomía y autogestión económica, formar comunidad, y sobretodo, generar una crítica implacable al discurso dominante. Sin formación crítica no se puede avanzar.

Preguntémonos, ¿para quienes vamos a producir obras? No seamos ingenuos, muchos quieren colocarse en el mercado, acercarse a marchantes de arte y curadores, asistir a sus fiestas, posicionarse, con lo cual, se perpetua la mercantilización del arte, se fetichiza todo el proceso. Como si no se pudiera crear bajo otro escenario que no fuera el mercado actual dominado por la burguesía. Hay que rebasar los marcos teóricos que se nos han impuesto, así lo exige el momento histórico que nos ha tocado vivir.

Parece ser que 500 años de opresión en América Latina no han sido suficientes para generar una fuerza devastadora que nos emancipe de una vez, queremos seguir calcando epistemológicamente a Europa en la formación académica tradicional. Hay que buscar la descolonización, que afortunadamente está ocurriendo con filósofos latinoamericanos como Boaventura de Sousa Santos, Enrique Dussel, entre otros.

Siendo estudiantes de una Universidad Pública, nos transmite una responsabilidad (si se quiere asumir, claro), de denunciar las desigualdades, de no seguir el proceso de siempre. En las Artes Plásticas, donde me he formado, me ha llevado a adoptar una posición crítica, y recordando mis días de estudiante visitando exposiciones, intercambiando ideas con mis compañeros, vuelvo a citar a Mariátegui:

La burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre. Quiere, en todo caso, un arte consagrado por sus peritos y tasadores. La obra de arte no tiene, en el mercado burgués, un valor intrínseco sino un valor fiduciario. Los artistas más puros no son casi nunca los mejor cotizados.2

Y, sobre todo:

El arte depende hoy del dinero; pero ayer dependió de una casta. El artista de hoy es un cortesano de la burguesía; pero el de ayer fue un cortesano de la aristocracia. Y, en todo caso, una servidumbre vale lo qué la otra.3

Seguramente esta última línea de Mariátegui causará irritación en el ego de artistas que se creen completamente libres, los que piensan que no son como el obrero que está atado a una máquina o que no son el campesino que trabaja una tierra ajena, se olvidan que aún tienen que responder al burgués que es su mecenas o a la beca que el Estado le otorgó bajo sus cláusulas.

Como vemos, no quedan muchas opciones, más que nunca, hay que adoptar una posición crítica. Además, la mayor parte del arte contemporáneo solo transgrede muy superficialmente, jamás cuestiona la hegemonía-clase-cultura dominante, pensemos que tan aceptado es en los círculos afines a él y como se ha vuelto un camino tortuoso el intento de criticarlo, porque hacerlo no solo lleva a cuestionar la producción y actividad artística, también debemos hacerlo al mercado, el cual está inserto y subordinado al capital.

1 José Carlos Mariátegui, “El artista y la época”

2 Ibid.

3 Ibid.

Notas:

este artículo fue publicado en el primer número de La Revista C, aquí los links:

https://www.facebook.com/larevistac

lectura en línea: http://issuu.com/larevistac/docs/revistac_cosmos_publicaciondigital

El texto de Mariátegui puede leerse aquí: http://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm

"Despertar", Adolfo Mexiac, perteneciente al Taller de Gráfica Popular.
“Despertar”, Adolfo Mexiac, perteneciente al Taller de Gráfica Popular.

 

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